Actualmente Chile es uno de los países de la región con mayor demanda de productos de cereal para desayuno, alcanzando un promedio de ingesta de cerca de dos kilos por persona al año. Nuestro consumo local, está incluso por sobre Brasil, que bordea los 300 gramos por persona y nos sitúa muy cerca de países desarrollados como Dinamarca, que alcanza unos kilos per cápita.

Es en este contexto, que el profesor Franco Pedreschi, docente de la Escuela de Ingeniería UC, valoró los avances a nivel país para determinar los niveles de acrilamida en los productos de consumo masivo. Sin embargo, el docente mencionó que es necesario incorporar nuevas exigencias y aplicaciones en la formulación de estos alimentos y así mitigar sus efectos en la salud de la población.

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Fuente: Cooperativa 

El Departamento de Ingeniería Química y Bioprocesos de la Universidad Católica midió los niveles presentes en cereales de la acrilamida, sustancia cancerígena que se halla principalmente en las hojuelas de maíz azucaradas y de trigo.

Según los investigadores, estos alimentos tienen un bajo contenido de acrilamida en comparación con las papas fritas o las galletas, pero su alto consumo -que en Chile supera los dos kilos promedio por persona cada año- es un motivo de alerta.

«Las mediciones arrojaron que las hojuelas de maíz azucaradas y tostadas contienen 156 microgramos de acrilamida por kilo, seguido por los cereales de maíz y trigo dorados (133) y los integrales con sabor a chocolate (86)», dijo el profesor de Ingeniería UC, Franco Pedreschi.

En esta línea, el experto apuntó a la necesidad de incorporar nuevas exigencias en la elaboración de estos alimentos -al igual como lo hizo la Unión Europea- para mitigar los efectos en la salud de los consumidores, sobre todo en los escolares, que son los que presentan los mayores índices de ingesta.

Además, el académico valoró el uso de enzimas naturales, una medida para reducir los niveles de la sustancia cancerígena y conservar las propiedades de los cereales.

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