Según el último informe “Felicidad Mundial 2022” de Ipsos, que considera 30 países, Chile es el cuarto país menos feliz del mundo. En este contexto, conversamos con Claudia Lozano, Psicóloga Laboral y Coach Ejecutiva con más de 25 años de experiencia en cargos de alta dirección en Recursos Humanos. Es Socia y Directora Ejecutiva de Sherpas Consulting, líder de la mesa de Capital Humano de RedMad (Red de Mujeres de alta dirección) y docente del Diplomado en Bienestar y felicidad organizacional de Educación Profesional de Ingeniería UC. Lee la entrevista a continuación:

¿Qué opinas de este estudio y cómo se vincula a la felicidad organizacional?

Que nuestro país sea uno de los menos felices es sumamente relevante y debemos tomarlo muy en serio. Por supuesto que la pandemia es un factor que ha incidido directamente en los niveles de felicidad. Si revisamos el Reporte Mundial de Felicidad de la ONU, donde Chile participa hace una década, la felicidad de nuestro país ha decrecido durante los últimos años. El 2017 estábamos en la posición número 20 y hoy, en el reporte de marzo, aparecemos en el lugar 44. Hemos bajado 24 niveles en este estudio, lo que es preocupante, y cada día existen más indicadores de infelicidad que de felicidad. Esto es algo que tenemos que analizar tanto a nivel privado, como público. Todos debemos hacernos cargo de lo que está sucediendo con la felicidad de nuestra gente.

El estudio menciona dos factores importantes con que se percibe la felicidad: salud mental y física. ¿Qué otro ámbito consideras relevante?

Hay tres factores que son los más importantes: el bienestar mental, físico y tener una vida con sentido, con propósito. En nuestro país han incrementado las licencias por depresión, angustia, ansiedad, así como también el consumo de fármacos en relación a estas temáticas, por lo que no es de extrañar que estén en los primeros lugares del sondeo. Estos factores son tremendamente relevantes y también podemos sumar otros como las relaciones interpersonales, relaciones con nuestro trabajo y la comunidad, índices de corrupción y apoyo social, entre otros.

¿Qué cambios sociales y organizacionales se requieren para mejorar esta situación?

Hay diversos cambios que podemos hacer para mejorar los índices de felicidad, es un largo camino por recorrer, pero un bonito desafío que podemos ir construyendo entre todos. El bienestar y la felicidad tienen que ver con el sistema público, con el privado, con las normativas y políticas públicas. Todos los actores que vivimos en esta sociedad podemos influir en este índice. Las empresas y organizaciones tenemos mucho que hacer al respecto. Existen muchas compañías que ya están trabajando en mejorar los niveles de bienestar y que se lo toman muy en serio.

Si nos preguntamos ¿qué factores pueden incidir en una empresa para que haya mayor felicidad? En primer lugar, como mencioné antes, está la relación interpersonal. Sobre todo, tener una relación sana de calidad con las jefaturas, donde haya alguien que me permita crecer, desarrollarme y que se centre más en las fortaleces, que en solamente sancionar errores y fracasos, ya que estos son también una posibilidad de aprendizaje, porque se generan espacios de mayor creatividad e innovación. Esto, a la vez, permite que haya menos temor y se oculte menos información, generando relaciones más honestas entre los colaboradores. Si tengo un jefe que me da confianza y seguridad, eso impacta directamente en mi felicidad. Por otro lado, las relaciones entre compañeros, tener un amigo o amiga en el trabajo impacta muchísimo en mi felicidad, alguien con quien podemos celebrar nuestros logros y preocupaciones.

El tiempo de descanso y de desconexión es algo que se debe considerar, además de un adecuado equilibrio entre la vida personal y laboral. Un trabajador 24/7, siempre disponible y conectado, provoca altos niveles de estrés y angustia. Las personas necesitan espacios para el relajo, para pasarlo bien con sus familias, amigos, etc. Además, es importante que en el trabajo se respete la diversidad, el poder ser yo mismo y no recibir algún tipo de sanción por esto.

Otro aspecto sumamente relevante, es sentir que mi trabajo tiene un propósito. Si yo me siento realizado, voy a tener ganas de levantarme, voy a sentirme más feliz. Y no me refiero necesariamente a tener que trabajar en alguna ONG, o algo por el estilo. Por ejemplo, un conductor del Transantiago tiene un tremendo trabajo, muy trascendente porque transporta a nuestros escolares, estudiantes y trabajadores, todos los días a sus diferentes destinos. Cada trabajo tiene una forma de visualizarse como relevante y lo que las empresas debemos hacer, es generar esa conexión, ese vínculo donde yo estoy aportando a mi propósito personal y, además, al de la organización.

Educación Profesional de Ingeniería UC acaba de lanzar un nuevo diplomado que se hace cargo del bienestar y la felicidad dentro de las organizaciones. Tomando como base la Ciencia de la Felicidad, que es relativamente nueva (2015), aborda los fundamentos de esta ciencia, cómo evaluar críticamente la felicidad de la organización, cómo diseñar, construir e implementar programas de felicidad a mediano y largo plazo para obtener una cultura más sólida de felicidad. Este programa no está pensado solo para empresas grandes, multinacionales, sino cualquier organización que desee implementar prácticas de felicidad y bienestar. Los invito a que revisen este diplomado, ya que es una gran oportunidad para construir empresas con mayor bienestar para todos los chilenos y chilenas.