PALABRA EXPERTA
Virginia Zalaquett F., directora en Agencia de Sostenibilidad Energética y profesora del Diplomado en Eficiencia Energética

El cambio en nuestro sistema de vida actual debido a la pandemia del coronavirus, ha generado que el trabajo desde la casa tenga algunos efectos inesperados. Se ha producido un incremento en el consumo de energía en los hogares, debido al uso constante de computadores, celulares y artefactos eléctricos. El incremento de consumo continuará en la medida que lleguemos al invierno con menos luz y se sume la energía para calefacción.

Desde este punto de vista, el coronavirus puede promover las prácticas de eficiencia energética, ya que en los hogares existen variadas oportunidades para tener un consumo más eficiente. El uso de iluminación eficiente, la disminución del consumo vampiro, el fortalecimiento del aislamiento térmico y el uso inteligente de los artefactos domésticos, son algunas medidas que se pueden asumir.

Crear nuevos hábitos para el uso eficiente de la energía, será esencial para que el aumento del tiempo que pasamos en el hogar no se traduzca en un incremento relevante en las cuentas de los servicios básicos. Es posible que a futuro varias actividades sean desarrolladas en forma definitiva en esta modalidad, incentivado por una reducción de espacios y costos en las empresas. Por eso, mejorar la calidad de vida en el hogar es la forma en que la eficiencia energética entra en juego.

Por otra parte, la menor actividad en general en los países, tanto en comercio, servicios e industria se ha traducido en una disminución del consumo de energía de 3,8% al primer trimestre del 2020, proyectándose hasta un 5% para el año, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía. Este efecto ha tenido otro beneficio relevante como es la reducción de las emisiones de gases efecto invernadero. La AIE estima que esta reducción puede llegar a un 8% en 2020 comparado con el año 2019.

El desafío que se presentará cuando el mundo vuelva a recuperar una cierta normalidad es mantener los menores niveles de emisiones y no retomar el mismo ritmo de crecimiento previo. Nuevamente la eficiencia energética tendrá un rol relevante en la tendencia que se pueda generar con las emisiones de CO2, ya que el sector energía es uno de los principales emisores de gases efecto invernadero.

Por último, se debe tener en consideración que, históricamente en Chile, el consumo de energía se mueve de forma similar al PIB. Como se anticipa, veremos una contracción del PIB en 2020, por lo que debiésemos tener un decrecimiento en las cifras de consumo de energía. Es aquí donde toma especial relevancia la calidad de la información para poder identificar entre una disminución de consumo y el efecto de la eficiencia energética en las cifras.

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