En la nota publicada por El Mercurio, Gustavo Lagos, profesor del Diplomado en Gestión del Negocio y Operaciones Mineras, comenta sobre el escenario actual en el precio del cobre y las condiciones a futuro. Lee la nota completa a continuación:

Eurasia afirmó que el virus podría allanar el camino para «la era del cobre». Analistas locales coinciden, pero advierten desafíos.

La fiebre por el metal rojizo que representa en torno a la mitad de las exportaciones de Chile ha estado creciendo en lo reciente. La pandemia del coronavirus podría allanar el camino para «la era del cobre», dijo este martes Eurasia, una reconocida firma de análisis geopolítico.

Henning Gloystein, director de energía, clima y recursos de la firma que encabeza Ian Bremmer, dijo que se espera que la pandemia acelere las tendencias en las inversiones ambientales y la digitalización respaldadas por los gobiernos, lo que «anuncia un próximo auge en la demanda” de la materia prima.

«Los enormes programas de estímulo verde y digital, especialmente en Asia y Europa, crearán las condiciones para un auge en la demanda de cobre: los vehículos eléctricos, las redes 5G y la generación de energía renovable requieren grandes cantidades de metal rojo», dijo Gloystein, de acuerdo a CNBC.

Analistas locales coinciden en el diagnóstico entregado por Eurasia: aunque difieren respecto al corto plazo, varios ven probable que los precios del metal continúen subiendo en los próximos años. No obstante, creen que para que Chile pueda capitalizar dicha oportunidad, deberá promover algunos cambios. Además, el gigante asiático podría ejercer una “incómoda” presión sobre el país.

Los programas de energía limpia y digitalización impulsarán el crecimiento anual de la demanda promedio de cobre en 2,5% esta década, de acuerdo a Eurasia, lo que llevaría al consumo a 30 millones de toneladas para 2030.

“Está claro que hay muy buenas posibilidades para cobre. Yo creo que la demanda puede estar entre 1,5% y 2,5% anual, lo que de todos modos es enorme”, dice Gustavo Lagos, académico del Departamento de ingeniería en minería de la U. Católica. “Vamos a mantenernos de US$2,7 para arriba en el largo plazo y creo que vamos a pasar por momentos de muy buenos precios de aquí a tres, cuatro, cinco años más, porque los proyectos no se están construyendo. Con la pandemia se paró todo y va a costar echarlos a andar de nuevo”, señala.

No obstante, ve dificultades en el corto plazo. Mientras Eurasia espera que la demanda caiga en torno a 5% en 2020, Lagos cree que esa cifra puede llegar al 20% fácilmente. “Nadie está comprando autos: ya llevamos seis meses de pandemia, falta todo el resto del año y el brote está resurgiendo en varias partes, incluso en los lugares más preparados”, señala.

Pocos dudan, sin embargo, de la mejor perspectiva de largo plazo. “La industria de vehículos eléctricos actualmente representa solo el 1% de la demanda de cobre. Para 2030, muchos analistas esperan que esa cifra alcance el 10%”, dijo Eurasia en su informe. «El cobre será un insumo clave para prácticamente todas las industrias que ahora se están promoviendo», planteó.

“Estoy de acuerdo en todos los puntos del reporte”, dice Miguel Medell, director para Latinoamérica de la gestora española Omega IGF y especialista en cobre. “Chile obviamente se verá muy beneficiado, ya que su mayor comprador es China. Sin embargo, de momento dependemos de cómo termine esta pandemia, ya que no hay un parámetro de ello en la historia moderna y no tenemos fecha de término”. Medell no espera un alza del precio del cobre sobre US$2,864 la libra este año. “Quizás en el segundo semestre del 2021 podría ir a buscar el punto psicológico de los US$3 la libra”, proyecta, aunque cree que esto dependerá de si hay o no una vacuna disponible para dicha fecha. Gustavo Lagos, por su parte, dice que las proyecciones de los reportes a los que accede fluctúan entre US$2,2 y US$2,80 para 2021. El Banco Central apunta a un promedio de US$2,60. “El informe de Eurasia es en sí muy interesante y coincide con mi visión de largo plazo del precio”, dice Arturo Curtze, analista senior en Alfredo Cruz y Cía. y especialista en cobre. “La estructura que ha formado su precio desde 1990 nos plantea que la caída que se ha formando desde US$4,62 la libra se explica por la menor demanda China, después la guerra comercial y ahora el Covid-19, pero la proyección que se puede hacer para los próximos 10 años apunta a un objetivo en US$5,50”, señala. Con todo, cree que en el corto plazo existe una posibilidad de que el metal caiga rumbo a US$1,80 en el extremo.

NO CUALQUIER COBRE

La creciente electromovilidad global podría dar lugar a un aumento considerable en la demanda mundial de cobre, dice Jeannette von Wolffersdorff, directora ejecutiva del observatorio del gasto fiscal. “!Pero no será cualquier cobre!”, advierte. “El cobre para autos eléctricos deberá ser sostenible, por lo que la producción debe evolucionar hacia el ‘cobre verde’, es decir, sostenible y que pueda certificar que fue producido reduciendo sus impactos medioambientales y cuidando los DDHH con debida diligencia”, sostiene.

A su juicio, “CODELCO debería idealmente dar el ejemplo, y liderar la estrategia hacia el cobre verde”. Recuerda que “hubo una iniciativa para impulsar aquello de parte de Oscar Landerretche en 2017, quien en su tiempo selló acuerdos con Mitsui, BMW y Nexans para la venta de cobre con certificación verde. ¿Qué pasó con ello?”, se pregunta. “Coincido con la proyección de Eurasia”, dice Felipe Alarcón, economista jefe de EuroAmerica. “Sería un alivio para la economía local y las arcas fiscales en particular”, afirma. A su juicio, “además de la mayor demanda futura está el problema del suministro: hay minas en Perú que están a media máquina por contagios de covid y acá el riesgo es el mismo, tal cual lo indicó el Banco Central, así que es posible que el precio mantenga la racha positiva”.

No todos lo dan por hecho. Las mejores perspectivas “no las veremos antes de dos años. Chile primero se tiene que salvar de la actual crisis política reinventándose, de lo contrario no vamos a surgir”, dice Arturo Curtze, quien ve riesgos tanto en este sentido como por indicios de «corrupción» a nivel local.

Otros desafíos surgen en la discusión. “La capacidad de crecimiento de la producción de cobre en Chile es muy grande”, dice Gustavo Lagos, de la U. Católica. “Pero el desarrollo de yacimientos es caro y está muy limitado por temas ambientales: en Chile nos hemos puesto más papistas que el papa y en la parte regulatoria, ambiental, cada permiso es un parto”, señala.

«El auge de la economía del cobre tendrá implicaciones políticas», advierte por su parte Eurasia. «La posición dominante de China como comprador de la materia prima probablemente le dará más influencia política sobre las regiones mineras de cobre».

La firma recuerda que “las ventas de Chile a China ya representan aproximadamente un tercio de las exportaciones totales». En este sentido, «las mayores ventas de cobre probablemente aumentarán esta dependencia y expondrán al país a la presión política de Beijing en muchas áreas, incluidas las negociaciones comerciales del Pacífico, el uso de equipos Huawei y las relaciones con Estados Unidos»