El pasado 3 de marzo se diagnosticó el primer caso confirmado de coronavirus en nuestro país. Hoy, dos semanas después del primer paciente, ya tenemos 434 contagiados y más de 100.000 en todo el mundo. Pero, ¿qué tiene que ver el Big Data en todo esto?

La experiencia China y sus estudios muestra cómo la utilización de diferentes herramientas tecnológicas, tales como drones que recuerdan el uso de mascarillas, códigos QR que registran los movimientos de cada ciudadano, han ayudado a calcular el riesgo de contagio y a contener el brote.

Según Hans Löbel, Jefe del Diplomado en Herramientas Computacionales para Big Data y Análisis de Datos de Educación Profesional de la Escuela de Ingeniería UC, en una situación como esta, “el big data se puede utilizar para generar modelos mucho más precisos en cuanto a las tasas de contagio de la enfermedad. Gracias a esto, se pueden tomar las medidas necesarias para su contención temprana”.

En el caso de China, el gobierno ha exigido a cada responsable de un grupo de personas, desde capataces de fábrica hasta comités vecinales, que envíen informes diarios con los nombres, temperatura corporal, viajes, movimientos, posibles síntomas y contacto con otras personas.

Esos datos son recogidos a través de formularios y procesados como “big data”, para extraer información, tendencias, proyecciones y así poder obtener datos precisos y actuales para tomar las decisiones correspondientes. El sistema se nutre también de datos de la policía, sistemas sanitarios, agencias de transporte y comités ciudadanos, para así poder contrastar la data. Además, cada ciudadano tiene en su teléfono un código obligatorio que es escaneado en todos los lugares públicos.

Aspectos éticos

Este método pareciera ser mucho más efectivo en un régimen como el chino, donde toda la data es controlada por el Estado, no así en países como Chile, donde aún estamos al debe en cuanto a la legislación y esos mismos datos pertenecen a privados. De acuerdo al profesor Löbel la utilización de datos siempre trae ese componente ético, del uso de datos particulares, pero en este caso “el no utilizar grandes volúmenes de información, se podría ver casi como negligencia, ya que equivaldría a poner en riesgo la vida de muchas personas”

Big Data para prever

“Antes del brote inicial en China, utilizar big data para prever una pandemia así habría sido muy díficil. Estamos frente a un virus que no es igual a otros. La situación es distinta en este momento sí, tenemos por lo menos tres meses de datos de distintas partes del mundo que permiten ajustar modelos de cara al futuro”, agrega Löbel.

Aunque por el momento no tenemos la capacidad de predecir y prevenir brotes de enfermedades desconocidas, también existe el caso de Bluedot, una “startup” canadiense que alertó a sus clientes el 31 de diciembre de la expansión del COVID-19. Esto se realizó gracias a un algoritmo que rastrea informes, noticias en idiomas extranjeros, redes de enfermedades de animales y plantes, y proclamaciones oficiales. De esta forma, la startup pudo avisar con anticipación para evitar zonas de peligro como Wuhan (ciudad donde podría haberse originado el virus).

De acuerdo al profesor Löbel, “se pueden prevenir futuras pandemias y brotes, pero solo hasta cierto punto. Probablemente sigamos encontrando o descubriendo enfermedades desconocidas. Pero si contamos con grandes volúmenes de datos de situaciones relativamente similares, podremos tomar medidas efectivas y con mayor rapidez.