COLUMNA DE OPINIÓN

Por: Jaime Navón, Ph.D. Computer Science, University of North Carolina at Chapel Hill. Master of Science, Technion-Israel Institute of Technology. Ingeniero Civil Electricista, Universidad de Chile. Profesor Asociado del Departamento de Ciencia de la Computación de la Escuela de Ingeniería UC.

El término de Cloud Computing comenzó a usarse a fines de los 90’s y desde entonces la computación en la nube ha tenido un desarrollo imparable que ha causado un cambio de paradigma en el mundo de las tecnologías de información (TI). En esencia se trata de disponibilizar infraestructura o servicios de TI, a través de la internet en un esquema on-demand en que se paga solo por lo que se usa.

Más allá de las ventajas económicas y de poder disponer de los recursos desde cualquier parte del mundo, es la flexibilidad que entrega el enfoque Cloud lo que lo hace tan atractivo en el momento actual, donde es necesario responder rápidamente a cambios violentos de escenario. Por ejemplo, cuando apareció en el mundo la pandemia del Covid muchas empresas tuvieron que reinventarse en cosa de meses o simplemente desaparecer.

Hace solo unos pocos años un grupo de jóvenes emprendedores con una buena idea necesariamente tenían que adquirir algún equipamiento computacional. Si el emprendimiento resultaba exitoso, había que crecer rápidamente y muchas veces ello resultaba bastante complejo. Si posteriormente la proyección hubiera sido demasiado optimista, quedarían con una inversión inmovilizada en equipos sin utilizar. Hoy en día estos emprendedores podrían partir sin realizar inversión alguna en hardware contratando infraestructura en la nube e ir haciéndola crecer gradualmente en la medida que sea necesario. Lo mismo si es necesario más tarde reducir.

La segunda etapa del desarrollo de la computación en la nube tiene que ver con la oferta no solo de infraestructura (servidores o almacenamiento),  sino de servicios de TI que típicamente habían requerido ser gestionados por las empresas u organizaciones. En lugar de contratar un servidor en la nube donde tengo que instalar un sistema operativo y un motor de bases de datos, por qué no contratar un servicio de bases de datos que me entrega la misma funcionalidad, pero que es administrado por el proveedor. Las necesidades crecientes de asegurar continuidad operacional y protegerse de los ataques cibernéticos hacen que la tarea de administrar el software se torne compleja por lo que traspasar esta responsabilidad al proveedor puede ser muy atractiva para algunas empresas.

En paralelo con el desarrollo de la nube, en los últimos años hemos sido testigos de los gigantescos avances en el área de ciencia de datos e inteligencia artificial. En el corazón de estas disciplinas se encuentra la necesidad de procesar datos a escalas sin precedentes. Los llamados grandes modelos de lenguaje (LLM), como el que usa ChatGPT, requieren para su construcción no solo de una fuente de millones de documentos, sino el ser capaz de procesarlos a una gran velocidad para construir los modelos. Por lo general se requiere entonces de un hardware especializado tremendamente poderoso e inalcanzable para una empresa mediana o pequeña. Tampoco está al alcance de la mayoría el poder disponer del expertise técnico necesario para construir estos modelos y optimizar los algoritmos.

Gracias a que los proveedores de servicios Cloud han comenzado a ofrecer servicios listos para ser usados y orientados tanto el manejo de big data (almacenes y lagos de datos, analítica avanzada, etc.) como a la inteligencia artificial (reconocimiento facial, reconocimiento de texto, chatbots, etc) es posible construir sistemas inteligentes sin tener que desarrollar o administrar la tecnología asociada para ello. Ello pone estas nuevas e increíbles tecnologías al alcance de cualquiera.

En la historia del desarrollo de las tecnologías de información ha habido momentos en que desarrollos paralelos resultan complementarse muy bien para producir una sinergia que impulsa a ambas cosas en forma muy rápida.  Por ejemplo, el desarrollo de las aplicaciones móviles en los smartphones se empodera enormemente al disponer de servicios en la nube.  El desarrollo de los algoritmos y técnicas de inteligencia artificial necesitaba de un hardware especializado que pudiera replicarse en cientos o miles de unidades trabajando al mismo tiempo. La nube no habría sido posible sin el desarrollo de las técnicas de virtualización. Por ello la nube resulta ser una pieza extremadamente importante para esta increíble nueva era que hemos comenzado a vivir.

El profesor de Ingeniería UC, Jaime Navón, es Jefe de programa de varios diplomados de computación y tecnologías de información. Si te interesa profundizar tus conocimientos en estos campos, revisa el Diplomado en Big Data y Cloud Computing (online)  o el Diplomado en Inteligencia de negocios  y Cloud Computing (online).