La eficiencia energética es clave para optimizar el uso de los recursos energéticos y minimizar el impacto ambiental. Consiste en lograr los mismos resultados utilizando menos energía, sin comprometer la calidad de vida, productos o servicios entregados.

Según el Plan Nacional de Eficiencia Energética 2022-2026, se espera que para el año 2030 haya una disminución de la intensidad energética de un 13%, un ahorro de US$20.000 millones de dólares, y una reducción de aproximadamente 44 millones de toneladas de CO2.

La docente y coordinadora académica del Diplomado en Eficiencia Energética de Educación Profesional de Ingeniería UC, Virginia Zalaquett, destaca que después de promulgada la Ley de Eficiencia Energética en 2021, existe un mayor compromiso por parte de las empresas en esta materia. “Los grandes consumidores de energía deben implementar Sistemas de Gestión de Energía y reportar sus consumos. Esto representa un avance significativo, ya que las empresas tienen que monitorear el uso de su energía y establecer planes y metas para su uso eficiente. Esto significa una gran oportunidad, puesto que al incorporar la eficiencia energética en sus operaciones reducen no sólo emisiones, sino también sus costos operacionales”.

“La Ley también establece la definición de un Plan Nacional de Eficiencia Energética, que permite tener objetivos, programas y metas de corto, mediano y largo plazo, lo que es muy positivo en el avance de la eficiencia energética en el país.”

Los desafíos que enfrenta el país

La académica señaló que uno de los principales desafíos que enfrentamos, es aumentar la prioridad de la implementación de proyectos y medidas de eficiencia energética. “A menudo se asigna mayor importancia a los proyectos que incrementan la producción y ventas en lugar de los que reducen costos, aunque el efecto en los resultados sea el mismo. Este es un tema cultural que es necesario cambiar. Hoy tenemos más acceso a la información y a la tecnología, la mayoría de los proyectos tienen paybacks cortos y son rentables, pero aún falta asignarle más relevancia”. Zalaquett sostiene que es crucial que la eficiencia energética se extienda por toda la organización, en lugar de estar limitada únicamente al gerente de energía de los grandes consumidores.

Otros desafíos mencionados por la profesional son el financiamiento y la falta de capacidades técnicas. “Los proyectos compiten por capital en un contexto restrictivo en materia de inversiones. Y las empresas no siempre pueden tener profesionales dedicados, por esta razón es importante la capacitación para que la eficiencia energética y la sostenibilidad, sean transversales y estén en todos los estamentos de una organización”.

Zalaquett agregó que estos conocimientos son cruciales para tomar decisiones con mayor información, especialmente en cargos de jefatura. Las tecnologías evolucionan rápidamente, y mantenerse al día es fundamental para aprovechar todo el potencial en el uso eficiente de la energía y la sostenibilidad. “Como mencioné antes, existe una brecha en la implementación de la eficiencia energética debido al cambio cultural, especialmente en la industria. Si contamos con profesionales capacitados, podrán influir en sus áreas de trabajo para que se produzca ese cambio de forma orgánica”, comentó.

Electromovilidad e Hidrógeno verde

De acuerdo con la docente, estas fuentes de energía se presentan como un claro ejemplo de cómo nuevas tecnologías pueden satisfacer las mismas necesidades, pero utilizando menos recursos. “Un vehículo eléctrico tiene una eficiencia cercana al 90%, mientras que uno a combustión es del orden del 35%”, comentó.

En ese sentido, el uso de energía eléctrica es mucho más sostenible. Considerando también que los precios de los vehículos están a la baja, deberían convertirse en un reemplazo al transporte tradicional como ya ocurre en países desarrollados.

Con respecto al hidrógeno verde, producido con energía eléctrica con cero emisiones, tiene el potencial de convertirse en un sustituto de los combustibles fósiles en la industria y en el transporte de carga. “En la medida que se logre reemplazar por energía no contaminante como el H2 y la electricidad, el aporte a la reducción de emisiones será muy significativo”, finalizó Zalaquett.