EDITORIAL
Claudia Halabí, Directora de Educación Profesional de Ingeniería UC.
Ph.D. en Economía, U. de Georgia. Ingeniero Comercial y Economista, U. de Chile.

La pandemia del COVID-19 trajo nuevos comportamientos y actitudes frente a la tecnología, muy temida para algunos, un desafío para otros, y una pasión para varios más. Hoy en día las herramientas tecnológicas nos acompañan en todo: en nuestras compras, en el servicio al cliente (incluyendo reclamos), en nuestro trabajo, en trámites, en la salud y otros, así como también ha sido una potente herramienta para enseñar y educar en sus distintos niveles.

Estudiar online no es nuevo. Ya en 1993 Jones International University en Colorado, EEUU, fue una de las primeras universidades acreditadas con programas totalmente online, y en 1998, California Virtual University, se presentó como un consorcio que reunió a un conjunto de colleges, ofreciendo 700 cursos online. Si bien en Chile la educación a distancia comenzó a masificarse años después, la pandemia la aceleró, la perfeccionó y la instaló para quedarse. Sobre todo, se demostró que se podía lograr educar a distancia en educación superior y en educación continua con una efectividad y eficiencia nunca pensada.

Es así como varios docentes pasaron por diferentes etapas en este proceso. Primero, impartiendo clases con temor e incertidumbre respecto a la modalidad streaming o en línea. Luego, aprendieron a buscar herramientas de soporte que les permitieran rediseñar y mejorar sus experiencias educativas. Y hoy, existen algunos que preferirían no volver a la presencialidad, aprovechando los enormes beneficios que ofrece la tecnología para formar personas de diversos lugares del mundo, a la vez que se optimiza el uso del tiempo de todos. Esto, por supuesto no aplica para todas las áreas, pero si para muchas que antes jamás hubiésemos pensado.

Las formas de aprender en línea son diversas:

– Programas estructurados en modalidad asincrónica, con la ayuda de profesores, tutores, foros, y trabajos grupales, también llamado modalidad e-learning.

– Programas sincrónicos, dictados en tiempo real con el profesor en vivo mediante streaming.

– Programas autoinstruccionales 100% online, donde el alumno maneja sus tiempos y se organiza de acuerdo a sus propios objetivos.

– Y, por último, siempre es posible aprender solo, buscando en internet videos, tutoriales y similares, ya que materiales disponibles, sobran.

Ante una realidad donde los grados académicos son una condición necesaria, pero ya no suficiente para muchos trabajos, y donde la educación permanente (lifelong learning) se posiciona con fuerza, especialmente si se desea acceder a puestos de trabajo desafiantes y con proyección, la elección de cómo aprender no es menor. Entonces, ante el precio que se paga por tomar un curso o diplomado en una universidad, han barajado -por supuesto- la posibilidad de aprender gratuitamente.

Sin embargo, para que el aprendizaje tenga frutos, en términos de que sea posible conectar con conocimientos preexistentes y relacionar con otros temas, personas, áreas, y aplicar a la cotidianidad y al trabajo, se necesita algo más. ¿Cuáles son los beneficios de aprender en forma guiada y no totalmente autónoma, sin estructura, ni guía, usando sólo los recursos disponibles en forma gratuita? Entre otros, se pueden mencionar los siguientes:

– Elección de los recursos correctos para lograr un objetivo.

– Aseguramiento y relevancia del aprendizaje.

– Comunicación directa con el profesor, ayudantes y facilitadores para resolver dudas.

– Enriquecedor debate que se produce con pares (ya sea en forma sincrónica, o en foros asincrónicos), ya no solo nacionales, sino entre todos los países de habla hispana, lo cual permite el aprendizaje de pares desde las distintas experiencias y culturas.

– Respaldo de una universidad posicionada y de prestigio.

– Aprendizaje ordenado y estructurado de los contenidos (una secuencia correcta).

– Nivel de profundidad acorde con la preparación del alumno.

Ante la necesidad urgente de que profesionales se adapten a lo que las empresas están demandando o ante una necesidad inaplazable de reinventarse, hay que asegurar de que el aprendizaje que uno busca se logre. Los programas que ofrece Educación Profesional de la Escuela de Ingeniería UC se diseñan tomando en consideración todos los puntos mencionados. Sus académicos han pensado y trabajado la forma correcta de impartir los contenidos para lograr los objetivos de aprendizaje que los alumnos buscan y la profundidad requerida en las empresas donde se desempeñarán. Los profesores, coordinadores y ayudantes están al servicio de los estudiantes, quienes pueden aclarar con ellos dudas e inquietudes. Las evaluaciones permiten al alumno tener una retroalimentación correcta, profunda y constante. En síntesis, el área de Educación Profesional se esfuerza en forma permanente para poder servir a profesionales, a través de la estrecha conexión entre la formación y el mundo laboral, ampliando fuertemente la diversidad de programas y áreas en su oferta, y poniendo especial preocupación en sus metodologías, hoy día fuertemente orientadas al formato a distancia.