EDITORIAL
Claudia Halabí, Directora de Educación Profesional de Ingeniería UC.
Ph.D. en Economía, U. de Georgia. Ingeniero Comercial y Economista, U. de Chile.

Crecer profesionalmente no se logra por el sólo hecho de aprender. Se requiere mucho más que eso: cambios de madurez, de visión, de actitud, y progresos en las formas en que nos relacionamos. Un camino efectivo para el desarrollo de carrera es el realizar estudios colectivos avalados por alguna casa de estudio de alto prestigio. En ellos, la mayoría de las personas adquieren nuevos conocimientos a su capital intelectual, pero también desarrollan un pensamiento crítico y mejoran sus competencias relacionales.

Cuando los profesionales toman la decisión de participar en un programa de perfeccionamiento académico, en general, manifiestan buscar aprender algo nuevo y necesario, y mejorar sus posibilidades para acelerar su carrera. Sin embargo, muchos no se percatan que están por iniciar una etapa transformadora, que les permitirá ampliar sus capacidades para un hacer más innovador, y fortalecer el ser con una mayor visión para abordar distintos desafíos de la vida.

Cómo lograr el aprender, hacer y ser

Al conversar con un grupo de profesores de Educación Profesional Ingeniería UC, se infiere que todo curso involucra una diversidad de actividades que permiten aplicar las teorías impartidas, así como las destrezas que se están desarrollando. Estas iniciativas aseguran de mejor forma que se adquieran nuevas competencias y facilitan la relación entre alumnos, y de alumnos con docentes. Algunos de los testimonios de los profesores son los siguientes:

Es fundamental que los participantes a los diferentes cursos pongan en práctica de inmediato los conocimientos que van reforzando o adquiriendo. Para lograrlo, en mis cursos, a medida que se van revisando los contenidos, de inmediato se practican a través de talleres. Son varios talleres los que se realizan, considerando cada una de las unidades (como mínimo). A través de éstos intentamos dar cumplimiento a los objetivos del curso y potenciar la relación entre los grupos de trabajo.

Los cursos del diploma de IA tienen un componente práctico fuerte, por lo que mi clase, al igual que el resto de este diplomado, están muy ligadas a la metodología «aprender haciendo». Esto ocurre porque en nuestras clases incluimos un trabajo práctico al final de todas las clases que permite al alumno experimentar con los modelos de IA directamente, para que luego puedan adaptarlos a sus contextos.

En general los cursos se estructuran en torno a la aplicación en casos reales o simulaciones y ejercicios basados en casos «tipos».

En concreto, la permanente y activa participación de los estudiantes en su aprendizaje conlleva a que, junto con aprender, desarrollan nuevas habilidades para alcanzar objetivos innovadores: diseñar en un proyecto nuevo, o mejorar un proyecto existente para que sea más eficiente y de mejor calidad. Las metodologías interactivas que se utilizan, en sus varias manifestaciones, permiten entonces el aprender y el hacer.

En particular, el aprendizaje activo se manifiesta, según los mismos profesores, en metodologías como:

– Ejercicios, tareas y trabajos prácticos, y aplicación de proyectos individuales y en grupos, idealmente con retroalimentación.

– Entrega de herramientas y la enseñanza de cómo utilizarlas.

– Dinámicas que facilitan y guían la gestión del trabajo autónomo.

– Laboratorios donde se resuelvan problemas más complejos.

– Talleres donde el alumno debe aplicar los conocimientos aprendidos, implementando variadas metodologías.

– Combinación de exposiciones teóricas con casos prácticos y que analizan y desarrollan los mismos alumnos, además de las aplicaciones en sus propias organizaciones.

Todo lo mencionado, sin duda, conduce a un cambio favorable en el horizonte laboral. Pero, el cambio que impulsará con mayor probabilidad al profesional a nuevos desafíos, es el cambio en el ser: al finalizar el programa, la persona debiera sentir que posee una capacidad mayor de generar ideas y demostrar nuevas actitudes hacia los desafíos, lo que se hace posible con el cambio de visión que se adquiere a través del programa. La interacción con una heterogeneidad de compañeros y profesores, sumado al conjunto de valores que circunscribe la universidad elegida amplían cualquier perspectiva, incrementan la tolerancia hacia otros pensamientos y mejoran las relaciones interpersonales.

No está demás insistir en que los excelentes profesores aman su tema y logran inspirar a los estudiantes en descubrir, más que dedicarse sólo a cubrir materias. Este descubrimiento puede ir mucho más allá de las materias que se impartan y es eso lo que esperamos desde Educación Profesional.