EDITORIAL
Claudia Halabí, Directora de Educación Profesional de Ingeniería UC.
Ph.D. en Economía, U. de Georgia. Ingeniero Comercial y Economista, U. de Chile.

Julia Stiglitz, hija del destacado economista, Joseph E. Stiglitz (Premio Nobel 2001), se desempeñó como vicepresidenta de la conocida plataforma online Coursera hasta 2018, después de haber trabajado en Google. Hoy es socia de GSV Ventures, un fondo de capital de riesgo temprano, ubicado en San Francisco, CA, que invierte en proyectos excepcionales relacionados con educación, y el futuro laboral de las personas. Además, Julia es miembro del directorio Team4Teach, organización sin fines de lucro, que busca mejorar la calidad de la educación en países en vías de desarrollo.

Dentro de su interesante y enriquecedor trabajo, y de acuerdo a su experiencia intentando reclutar colaboradores talentosos, que gestionen de una forma potente e innovadora las organizaciones (como sin duda lo hizo ella), plantea un modelo de contratación para startups (emprendimientos con una connotación disruptiva e innovadora) que me pareció interesante de mostrar.

En sus reflexiones, plantea que una buena contratación, puede hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso de una empresa. Esto es especialmente importante para un startup, donde según sus palabras, es mejor “sufrir el dolor de corto plazo de no tener a alguien para el cargo”, con tal de hacer un reclutamiento más profundo, hasta que se encuentre a la persona indicada.

¿Qué características debe tener la persona indicada? ¿Cuáles son las variables que Julia evalúa, para encontrar a aquel colaborador que no solo le resuelva la tarea del día a día, y que les está quitando tiempo a todos, sino que también tenga el potencial para convertirse en un talento que, con su criterio y toma de decisiones, pueda contribuir al logro superior de la organización?

En su modelo, hace referencia a las siguientes:
a. Capacidad de liderazgo, en particular logro, habilidad para motivar e influenciar a otros, y determinación.
b. Habilidad y deseo de aprender.
c. Pensamiento creativo y estratégico.
d. El cargo debe relacionarse con el conocimiento y experiencia requerida.
e. Calce cultural.

Cada una de estas características daría para un libro. Pero comentaré la segunda, pues fue la última variable incorporada al modelo, luego de haberse desempeñado en Coursera. Trabajando ahí, Julia se dio cuenta de que todos quienes crecían y se desarrollaban de forma sobresaliente, tenían la habilidad y el deseo de aprender. Poseían una mentalidad y actitud analítica para ejercitarse con los éxitos y fracasos. Profundizaban en los errores, encontrando otros métodos para no repetirlos. Quienes más avanzaban en las organizaciones eran aquellos que disfrutaban con la oportunidad de enfrentar lo desconocido, buscando, aprendiendo, y descubriendo nuevas herramientas para superar cualquier desafío.

Estamos insertos en un mundo caracterizado por impredecibles y permanentes cambios que nos obligan, como profesionales, a estar preparados para ganarlos y dar un paso más allá, tanto para nosotros, como para la organización a la que pertenecemos. No es raro entonces pensar que la actitud para poder y querer aprender, es tan o más importante que nuestros cartones. Hoy se conoce como aprendizaje de por vida. Y llegó para quedarse.