Por Álvaro Videla, Ph.D. Metallurgical Engineering; MS.c. University of Utah; e Ingeniero Civil de Industrias, UC. Profesor de la Escuela de Ingeniería UC, y docente del Diplomado en Gestión del Negocio y Operaciones Mineras.
Las variaciones del precio del cobre durante el último año reflejan los efectos de la pandemia en la economía mundial. El brote de Covid-19 ha afectado el crecimiento mundial y reducido la demanda por metales.
Los mercados reaccionaron inmediatamente en enero y marzo llevando los precios del cobre a niveles de 2.1 $/lb, no vistos desde octubre del 2016. Al mismo tiempo que se reducía la demanda, y como consecuencia de la pandemia, las compañías han reducido la oferta de corto plazo producto de los problemas que impone las restricciones sanitarias en la operación diaria. La oferta de mediano plazo también se ha ajustado producto de reducciones en los planes de inversión y crecimiento, retrasos en proyectos, e incluso cierre temporal de operaciones mineras de mayores costos operacionales.
Esta contra-reacción ha permitido estabilizar el precio del cobre a niveles pre-pandemia nuevamente y da un respiro a las compañías. Este inestable escenario está en pleno desarrollo y no existen certezas aún de hacia donde va. Pero a pesar del ruido actual, debemos mirar más allá de la contingencia y prepararnos para las oportunidades que aparecen en el horizonte.
Gráfico: valor diario de cobre en US/Lb – Yahoo Finance
Existirán oportunidades de crecimiento en la producción para quienes estén preparados. El cobre es sin duda una piedra fundamental en la transición hacia la electromovilidad y, por lo tanto, su demanda de largo plazo no se ha visto afectada por la pandemia, a menos que creamos que el paso desde combustibles fósiles hacia la energía eléctrica haya dejado de ser importante en la lucha contra el calentamiento global.
El retraso de inversiones programadas orientadas al crecimiento en la producción provocarán una brecha entre oferta y demanda una vez que el crecimiento mundial retome su tendencia. Aquellas operaciones mejor preparadas podrán aprovechar el espacio y estímulos que se ofrecerán, algunas incluso tomarán mucha ventaja al despegar antes que los otros. Aquí la cooperación entre las empresas y el gobierno es fundamental para aprovechar adecuadamente el escenario, a pesar de las incertezas y presiones de corto plazo existentes.
La post pandemia también permitirá a la industria reforzar sus lazos con las comunidades locales. Las restricciones sanitarias han disminuido la actividad económica y afectado fuertemente a las comunidades aledañas a las operaciones mineras. Así mismo, el transporte de operarios y de especialistas se ha vuelto difícil y costoso. En dicho escenario, la actividad minera será un catalizador para revitalizar la economía local si así se desea. El impacto dependerá del esfuerzo que inviertan en fomentar proveedores de servicios y materias locales, y de entrenar personal para completar la afectada dotación por el Covid-19. Aquellas compañías que impacten positivamente a sus comunidades vecinas serán quienes construirán en su reconocimiento social y fortalecerán sus relaciones para poder operar.
También existirán oportunidades para intensificar los esfuerzos en la adopción de nuevas tecnologías que mejoren la productividad y la seguridad del trabajo. Las compañías mineras han aplicado planes para la continuidad operacional y cuidado del personal que han derivado en algunos casos en pequeñas caídas de producción. Bajo las actuales restricciones sanitarias es necesario acelerar la incorporación de sistemas inteligentes en los procesos productivos. Mayor profundización de la sensorización y trazabilidad de los procesos, la digitalización de la información, el control telecomandado de los equipos y trabajo a distancia, la inteligencia artificial al servicio del análisis de grandes cantidades de datos, la realidad virtual para el entrenamiento del personal, el desarrollo de nuevos sensores y la automatización integrada al proceso productivo permitirán dar un salto en complejidad, productividad y resiliencia de los sistemas. Esto requerirá sin duda de personal altamente entrenado y adaptado a las tecnologías que están cambiando el mundo y las industrias en distintas formas.
No es fácil transformar la pandemia en una oportunidad. Sin embargo, las posibilidades de que el crecimiento económico del mundo se recupere post pandemia son altas, pero quedarán seguramente secuelas relacionadas a cambios en la forma del trabajo, las tecnologías utilizadas, las capacidades instaladas, las necesidades de entrenamiento, los niveles de riesgo percibidos y el estado en que las empresas estén en sus planes de desarrollo. El llamado es a estar preparados y actuar hoy sobre aquellos factores que nos permitan construir las fundaciones para aprovechar de la mejor manera esas nuevas oportunidades para el bien de todos.
Postula al Diplomado en Gestión del Negocio y Operaciones Mineras
Inicio de clases vía streaming: 23 de octubre