Fotografía: AFP

Fuente: El Mercurio

En la nota, Ricardo Hurtubia, profesor de Educación Profesional de la Escuela de Ingeniería UC, comenta sobre incentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte poscuarentena. Lee la nota completa a continuación:

Sería la solución ideal para evitar contagios en el transporte público y el colapso de ciudades ante un eventual auge de los autos particulares. Así lo han entendido países como España, Alemania y Colombia. En Chile, dos organizaciones ya preparan propuestas al Ejecutivo.

Desde que apareció el Coronavirus, una de las principales órdenes ha sido la distancia física entre las personas, algo que se vuelve complicado de seguir cuando se usa el transporte público.

Es un problema a resolver, para el cual varios países han encontrado un aliado: la bicicleta.

Como “una forma segura de desplazarse” ante la pandemia. Así la calificó a mediados de abril Salvador Illa, ministro de Sanidad de España, donde el gobierno ya se abrió a impulsar el uso de este vehículo como el principal medio de transporte durante y tras el confinamiento, según el diario El País.

Por esos días, Francia anunció que estudiaba medidas para fomentar su utilización ante la pandemia, una iniciativa que ya estaba trabajando Colombia.

Allí, desde el inicio del distanciamiento social y cuarentenas, la bicicleta se convierto en una de las principales respuestas frente al problema de aglomeración en las micros.

Esto, con la construcción de 35 kilómetros de ciclovía temporal en Bogotá, cuya permanencia definitiva está siendo evaluada, según la alcaldía de la ciudad.

La iniciativa que fue destacada por el Foro Económico Mundial, incluye un nuevo límite de velocidad para automóviles de 30 km/h. Esta semana, Italia también dio un paso, al anunciar una ayuda de 200 euros (unos 180 mil pesos chilenos) a cada ciudadano para la compra de bicicletas.

“El caso de Colombia es fácil de replicar, y lo que estamos viviendo es una buena oportunidad para probar nuevas cosas, porque hay menos congestión y menos gente saliendo, pero lamentablemente no se ha hecho nada en Chile”, dice Ricardo Hurtubia, investigador del Centro de Desarrollo urbano Sustentable UC y académico del Departamento de Ingeniería de Transporte y Logística de esa institución.

“Lo que se ha planteado en Colombia y otros países es que la bicicleta es una muy buena alternativa, porque permite mantener un distanciamiento social que la micro o el metro no son capaces de proveer”, explica Hurtubia.

A eso habría que añadirle, dice, que el inminente miedo de los ciudadanos a las aglomeraciones en el transporte público haría que muchos abandonen este sistema para utilizar un auto particular. Es algo que se ha medido en el Reino Unido, donde el 61% de los ciudadanos dice estar nervioso de usar el transporte público cuando terminen las cuarentenas, según informó ayer la prensa de ese país.

“El problema es que si todos salen en sus autos vamos a colapsar las calles, y por eso hay un montón de ciudadanos que están haciendo cosas para fomentar la bicicleta. En Chile ha faltado una voz que diga que esto es una alternativa”. En Berlín el gobierno duplicó el mes pasado el ancho de los carriles para bicicleta. En Chile ha faltado una voz que diga que esto es una alternativa”.

En la misma línea, Nueva York prepara una ley que busca habilitar 120 kilómetros de sus calles para uso exclusivo de ciclistas con el fin de evitar nuevos contagios. Sergio Baeriswyl, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) y director del Departamento de Planificación y Diseño Urbano de la Universidad del Bío Bío, coincide en que la bicicleta es una buena alternativa.

“Efectivamente, se ha visto que el miedo al contagio podría generar una saturación fuerte del sistema vial, y ahí aparece la bicicleta como una opción sensata, saludable y sustentable”, dice Baeriswyl, quien concuerda en que iniciativas como la de Bogotá “serían recomendables de aplicar en las ciudades chilenas”. El especialista asegura que el CDNU se encuentra trabajando en un paquete de sugerencias de medidas urbanas para el abordaje de la pandemia, las cuales serán entregadas al ejecutivo a mediados de este mes y podrían incluir el impulso de la bicicleta en varias ciudades.

“Sin duda, el tema ha salido reiteradamente en estos ciclos que hemos tenido y se ha instalado en la agenda que vamos a proponer”, comenta Baeriswyl.

Opción real

Amarilis Horta, directora de Bicicultura, coincide en el análisis, pero aclara que para optar por moverse en este vehículo, “es necesario trabajar para crear ciertas condiciones”. “Muchas ciudades del mundo están preparando toda una serie de programas y medidas que tendrán como resultado la masificación del uso de la bicicleta. Pero no se trata de campañas publicitarias, sino de la implementación de estrategias de todo tipo, que van desde la instalación de biciestacionamientos hasta cambios normativos”, dice Horta. Y agrega: “Sabemos que la única forma segura de moverse poscuarentena es en bicicleta, pero hay que transformarla en una opción real”.

En ese sentido, Bicicultura -junto a otras ONG profesionalizadas en el tema- está preparando el “Plan de Movilidad Segura y Sostenible Posconfinamiento covid-19”, una propuesta dirigida al Ministerio de Transportes enfocada en garantizar la seguridad vial de quienes usen la bicicleta durante y tras la pandemia. Entre las sugerencias, comenta, estaría un proyecto de ley que otorgue prioridad a las bicicletas y triciclos en el tránsito, así como un paquete de mejoras en el acceso a este tipo de vehículos.