Conrad von Igel, jefe de programa del Diplomado en Desarrollo y Gestión de la Innovación (Online) comenta sobre el desafío de innovar en tiempos de pandemia.

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Fuente: Centro de Innovación UC

Columna de Conrad von Igel, Director Ejecutivo del Centro de Innovación UC. La publicación original fue realizada el 05 de junio en el Mercurio.

La pandemia y sus consecuencias abren un desafío complejo, multivariado y desconocido. Al mismo tiempo que se toman medidas para evitar el contagio, aplanar la curva y evitar colapsos del sistema de salud, también se debe continuar en la búsqueda de soluciones a la profunda crisis de bienestar y económica que comenzamos a vivir. Es un momento de gran transformación y es tiempo de empaparse de una mirada innovadora para enfrentar los nuevos y cambiantes retos.

Mientras buscamos estas respuestas, me atrevo a plantear valores propios de la innovación que sirven para hacer frente a la incertidumbre: es una tarea asociativa, que requiere conversar, confiar, escuchar y abrirse a un proceso de co-creación; es también una tarea interdisciplinaria y de búsqueda de nuevo conocimiento y viabilidad práctica, en un trabajo conjunto de actores de la academia, el sector público y privado, y la sociedad civil. Debemos incluirnos todos, con diversidad, para encontrar muchas posibles soluciones y luego ser veloces y ágiles para probarlas y testearlas.

Es así como propongo un nuevo acto de innovación. Una variante de la conocida metodología de innovación llamada “ambidiestrismo”. En ella, las personas y organizaciones deben ser capaces de explorar, es decir desarrollar, crear lo nuevo, mirar el mediano-largo plazo, colaborar y proponer soluciones transformadoras, mientras ejecutan eficientemente sus responsabilidades y tareas habituales. Estos objetivos, suelen entrar en tensión y obligan a generar espacios protegidos para lo uno y lo otro, a equilibrar permanentemente; lo que no está permitido es que se obstruyan, entonces hay fracaso. ¿Y si aplicamos estos principios a Chile?

Junto con convertirnos en campeones de la solidaridad y la consideración por el bien común y el prójimo más vulnerable, tal como nos desafió Mario Kreutzberger, demostremos que podemos ser un ejemplo mundial de ambidiestrismo. Innovémonos radicalmente y aprovechemos la oportunidad que tenemos de salir transformados de esta situación en un país más sostenible y con una clara estrategia y cultura pro innovación.

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