19 enero 2021
Fuente: Pulso
Por Hernán de Solminihac, Director de Clapes UC y Jefe de Programa del Diplomado en en Administración y Dirección de Proyectos
Terminó 2020, un año extraño. Seguramente será recordado en la historia como un período marcado por la pandemia del Covid-19, que cambió la vida de las personas en este siglo. Sin embargo, quienes hemos experimentado sus consecuencias, tenemos que sacar lecciones y entregar nuestro mejor esfuerzo para cambiar el futuro.
Una nueva década comienza, con renovadas esperanzas gracias a la producción de vacunas. Este importante avance en la salud, aún dentro de un escenario de incertidumbre, sin duda ayudará a focalizarnos en la recuperación de la economía, de los empleos, en solucionar los problemas sociales y, por cierto, en el cuidado del medio ambiente.
Para avanzar hacia un mejor futuro, es fundamental hacerlo con una mirada integral, considerando todos los aspectos involucrados para lograr metas concretas. En este sentido, los proyectos en Chile, en particular las iniciativas de obras públicas, representan una oportunidad para agilizar la reactivación del país, por el gran dinamismo que generan.
Lo anterior, requiere el desarrollo de obras que sean de utilidad para la sociedad, al servicio de las personas. No se trata de invertir en cualquier proyecto, debe ser con sentido, porque tenemos recursos limitados para necesidades ilimitadas.
Saber qué considerar y cómo priorizar, siempre es una tarea completa. De ahí la importancia de tener metodologías acordes al desafío e incorporar nuevos aspectos al Sistema de Evaluación Social de Proyectos (ESP) de Chile. En este desafío, Clapes UC aportó recientemente algunas ideas a través de un documento de trabajo entregado a las autoridades. El informe aborda la importancia de la resiliencia, el valor social del tiempo y el desarrollo de las zonas extremas del país, temas que deben ser considerados no sólo desde el punto de vista económico.
En 2019, Nueva Zelanda incorporó un indicador de Bienestar para medir su desarrollo y preparar los presupuestos de la nación, priorizando la calidad de vida de las personas por sobre los indicadores económicos. Si bien estos aspectos son considerados de alguna u otra forma en nuestro país, hay que otorgarle la importancia que requieren.
En Chile tenemos algunos ejemplos que pueden servir sobre cómo avanzar en este desafío, principalmente en materia de cambio climático, energía y medioambiente. La descarbonización y la transformación de la matriz energética hacia energías limpias, son iniciativas integrales y sustentables que se han logrado considerando las necesidades de la sociedad.
Esperamos que esta nueva década, renueve la oportunidad de que estudiemos, pensemos, resolvamos y concretemos los cambios que el país requiere para su desarrollo durante los próximos años. Éxito para el 2021.
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