EDITORIAL
Claudia Halabí, Directora de Educación Profesional de Ingeniería UC.
Ph.D. en Economía, U. de Georgia. Ingeniero Comercial y Economista, U. de Chile.

En materia económica Chile está tocando fondo. Llegó el momento de que se consolide una recuperación, con políticas de crecimiento de mediano y largo plazo, y no sólo medidas que resuelvan los problemas de hoy, dejándonos a la deriva mañana. Ha quedado de manifiesto que el país comparte el sueño de transformación hacia una sociedad moderna, emprendedora, inclusiva y con oportunidades para todos. Lamentablemente, aún queda un camino importante por recorrer para ello.

Entre otros desafíos, nuestra economía debe aprovechar en forma más productiva y eficiente sus recursos estratégicos más valiosos: las personas, la ciencia y tecnología, y la dotación de recursos naturales que posee, como lo es la gran minería del cobre y otros minerales, los recursos forestales, pesqueros, agropecuarios, vitivinícolas, y muchos otros. Si bien es cierto, muchas organizaciones chilenas poseen una gestión de clase mundial, todavía hay espacios amplios de mejora. En efecto, para alcanzar nuestro sueño y que perdure, es necesario nutrir de forma constante la cultura, las capacidades, las ideas y el talento necesario en las organizaciones (públicas y privadas), que son la base para organizar las actividades económicas.

El entorno económico, político y social que los chilenos y chilenas hemos vivido desde hace un año ha sido inédito, y hoy deseamos reactivar nuestra economía para volver a transitar en una senda de crecimiento positiva, queriendo como país salir adelante, superando los efectos de esta pandemia y respondiendo con éxito a las legítimas demandas ciudadanas.

Para lo anterior, necesitamos profesionales preparados, que conduzcan transformaciones y lideren sus equipos de trabajo con un estado de ánimo positivo y con confianza hacia al futuro. Que sean desafiantes y ambiciosos, pero solidarios. Toda formación que las personas agreguen a sus currículos las enriquece, y contribuye a transformar nuestro país en una sociedad mejor. La educación que merecen los chilenos y chilenas debe ser de primera calidad, para que puedan desempeñarse exitosamente en diversas áreas u oficios de cualquier sector económico, como técnicos y profesionales que se honran y respetan.

Inmersos hoy en un entorno complejo, con alta incertidumbre y con escenarios tan diversos como una nueva Constitución, el posible descubrimiento de una vacuna, la alerta por rebrotes en Europa, unas peleadas e impredecibles elecciones en EEUU, nuevos y lamentables hechos de violencia en Chile, sumado a inversionistas que están reacios en poner sus fichas en un país que no parece comprender que lo único que lo sacará adelante es la inversión en educación, ciencia y tecnología. Es aquí donde debemos trabajar con más fuerza en crear conciencia sobre el cuidado de las personas. Chile es un país pequeño, lejano, abierto al comercio internacional y relativamente abundante en recursos naturales. Cumplir entonces su sueño, pasa por la creación de valor y riqueza a partir de las personas, con capacitación y formación en habilidades de en la fuerza laboral, para así lograr aprovechar al máximo nuestras ventajas comparativas.