Por Daniela Alarcón, Ingeniero Civil, UC. Master of Engineering Management, Duke University. Gerente de Operaciones en GEPRO. Docente del Diplomado en Lean Project Management, Diplomado en Liderazgo y Gestión Lean, Diplomado en Gestión de Proyectos de Tecnologías de la Información, Diplomado en Excelencia Operacional, Diplomado en Gestión de Operaciones, y Diplomado en Gestión del Negocio y Operaciones Mineras.

Cumplido más de un año desde el inicio de la pandemia de Covid-19 en nuestro país, las organizaciones enfrentan la necesidad de adoptar nuevas estrategias de forma permanente, adicionales a las acciones temporales que ya han tomado, que les permitan afrontar la multiplicidad de restricciones y desafíos que las condiciones actuales han impuesto. Muchas han volcado sus ojos en la excelencia operacional, buscando estrategias para reducir costos y mejorar la eficiencia de sus procesos, para sobreponerse a la reducción y variabilidad en la demanda causada por la incertidumbre frente al escenario actual.

¿Por qué usar Lean como estrategia?

Lean es la estrategia de excelencia desarrollada por Toyota hace varias décadas, que le permitió convertirse en el líder del mercado de automóviles.  A primera vista, no pareciera ser la estrategia de mejoramiento obvia para enfrentar un escenario de alta incertidumbre, poblado de nuevas tecnologías que parecen más atractivas y modernas. La transformación digital es un enfoque poderoso que está generando una disrupción en la industria, pero es un medio para lograr la excelencia, no el objetivo central de esta. Para afrontar el contexto actual necesitamos cuestionar la oferta de valor de nuestra organización y no solamente la forma en que la desplegamos.

La estrategia Lean es la adaptabilidad y flexibilidad centrada en el cliente. Las organizaciones que siguen los principios de la gestión Lean continuamente buscan la reducción de costos y eficiencias, pero no como una reacción a una crisis temporal, sino como una estrategia de “eliminación continua de pérdidas”, que les permite agregar más valor a sus clientes. Frente a la incertidumbre actual, la estrategia Lean vuelca los ojos en el cliente. En vez de mirar internamente para mejorar la eficiencia o reducir costos de los procesos actuales, Lean busca adaptarse. En lugar de  trabajar para hacer lo mismo a un precio más bajo y atractivo (desde el punto de vista de precio) para el cliente (lo que podría entenderse como una estrategia “Push” de empujar el producto o servicio), debemos entender cuál es la necesidad de este cliente en la Pandemia. El servicio o producto actual que ofrece nuestra organización puede no estar respondiendo a las necesidades actuales de este cliente, pero este sigue ahí y tiene necesidades, pero han cambiado.

La organización Lean no se define en torno a los productos y servicios que genera, sino en base a una necesidad que resuelve ¿Cómo ayudamos a nuestro cliente en el cumplimiento de sus objetivos? La organización Lean se obsesiona con la necesidad del cliente y se vuelve experta en diseñar, y adaptar sus productos y servicios para agregarle el mayor valor posible. (Debemos dejar que el cliente “Tire” la producción, que realice “Pull”)

Una organización que continúa resolviendo necesidades del cliente seguirá vigente para este, aunque el producto y servicio a través del que lo hace cambie, o se modifique. Reducción de costos, aumentar eficiencias, son estrategias que se deben mantener, pero no son propias a la pandemia. Las organizaciones que han trabajado de forma permanente en ello han generado una estructura más liviana, donde la adaptabilidad y flexibilidad serán más sencillas.

En esta pandemia centremos los ojos en el cliente, entendamos cómo se ha transformado su definición de valor, y adaptémonos a ella. Solo así podremos traducir la forma en que nuestra organización entrega ese valor y busca su optimización. La estrategia Lean en pandemia es adaptabilidad y flexibilidad.