EDITORIAL
Claudia Halabí, Directora de Educación Profesional de Ingeniería UC.
Ph.D. en Economía, U. de Georgia. Ingeniero Comercial y Economista, U. de Chile.

2020 será recordado como el año donde la economía se detuvo. El confinamiento y las distancias sociales afectaron a toda actividad productiva, y los esfuerzos de las empresas por cumplir su misión, sobrevivir y recuperarse, han sido inmensos. De acuerdo a un reciente estudio del Banco Mundial (febrero 17, 2021), donde se consultó a más de 120.000 firmas de 60 países, las ventas se redujeron en promedio un 27% entre octubre 2020-enero 2021, respecto al mismo período del año anterior, luego de haber caído 45% en el período abril 2020-septiembre 2020. Sin embargo, y más allá de estos promedios, el desempeño empresarial ha sido muy dispar. Se ha observado que, incluso dentro de un mismo país, hay empresas que han tenido un muy buen desempeño, mientras que otras apenas han podido sobrevivir, o se han visto obligadas a cerrar. Este mismo fenómeno se ha advertido al interior de determinadas industrias.

Por la naturaleza de una pandemia, es de esperar que algunos sectores económicos tengan más facilidad que otros para lograr operar. Es el caso de las universidades y servicios financieros, por mencionar algunos. En otros rubros, sólo algunas firmas se pudieron ajustar, e incluso reinventarse con relativa rapidez, por ejemplo, el de restaurantes y retail. Dentro de este último, las empresas de mejoramiento del hogar tuvieron mejor desempeño que las de vestuario, pues con las cuarentenas y restricciones muchos aprovecharon de hacer arreglos en sus casas, mientras que pocos requirieron nuevas prendas para ir a trabajar.

Finalmente, el peor de los escenarios lo padecieron aquellos sectores donde fue imposible adaptarse a las normas sanitarias, por no ser técnicamente factible, o por el alto costo en que se incurriría. Ejemplos de ello son el cluster del turismo, gimnasios, cines, por mencionar algunos, viéndose obligados a un cierre temporal de actividades, o a un cierre total, cuando los costos fijos fueron imposibles de enfrentar.

Para disminuir la profundidad de la recesión gatillada por la pandemia, los gobiernos han ayudado a algunas empresas y personas. Pero, aun así, y como es de esperar, la ayuda ha sido limitada y no llega a todos. Para quienes sí la recibieron, tampoco ha sido suficiente. Y no se puede hacer mucho más, pues los niveles de deuda pública son ahora notablemente más altos. En el caso de Chile, el boom del alto precio del cobre que se está observando (probablemente transitorio) es más que bienvenido, sin embargo, parte debiera utilizarse para paliar el incremento de la deuda pública.

En resumen, el impacto de esta crisis mundial ha sido fuerte y desigual. Pero para no mirar siempre el vaso medio vacío, tratemos de extraer lo bueno de aquellas organizaciones que pudieron permanecer, resistir la pandemia, e incluso lograron un desempeño destacado.

En efecto, más de alguien ha observado que diversas compañías han satisfecho de forma efectiva su demanda, entregando un servicio, atendiendo al cliente, y manejando sus números en forma remota y automatizada. El semanario The Economist publicó en diciembre 2020 un artículo donde plantea la hipótesis de que la pandemia podría originar un nuevo período de dinamismo económico a través de ganancias en productividad (edición de diciembre 10, 2020). ¿Por qué no pensar que las empresas que le ganaron a la pandemia han desencadenado una inédita, imprevista y brusca revolución industrial? Son organizaciones que lograron salir adelante en sólo meses, aplicando una o más de las siguientes medidas (la lista no es exhaustiva):

– Abarcar otros clientes o mercados

– Intensificar el eCommerce (o fortalecer el canal online)

– Implementar otras prácticas comerciales, desarrollando plataformas digitales, y/o aprovechando las redes sociales

– Reasignar la dotación de infraestructura para manufacturar otros productos

– Transformar los modelos productivos

– Suministrar el servicio con otros métodos o procedimientos

– Desarrollar nuevas plataformas online, no sólo para vender, sino que para canalizar la atención al cliente, y cobrar, entre otros

– Aumentar eficiencias a través de menores costos, o aprovechando economías de escala (bajar costos unitarios a través de una mayor producción)

Para una empresa grande implementar algo o la totalidad de esta lista es más fácil que para una pequeña, particularmente por la espalda financiera necesaria para invertir en desarrollo de software, implementos, maquinaria, equipamiento y otras soluciones requeridas para la transformación digital. También les es más fácil aprovechar economías de escala para disminuir costos unitarios. Pero un porcentaje menor de empresas medianas y pequeñas también han logrado salir adelante. Son empresas que están muy atentas a los permanentes cambios del entorno, reaccionando con rapidez, creatividad, flexibilidad e innovación.

Aún la incertidumbre es alta en materia económica, en particular, referente a cuál será la duración y profundidad de esta crisis. Pero hay cosas buenas que sin duda sacaremos de lo vivido el 2020.

  1. Calidad de vida en el futuro: En muchos casos se demostró que la productividad se puede mantener trabajando desde la casa. Quizá no se interprete esto literalmente, pero sí podría alcanzarse una forma nueva de trabajar, compatible con una mejor calidad de vida.
  2. Mayor productividad: La pandemia podría generar un cambio estructural, que ubique a la economía en un punto de mayor productividad. Las ganancias en eficiencias, la transformación digital, la adopción de nuevas tecnologías, el descubrimiento de otras formas de entregar los bienes y servicios a los demandantes, la diseminación de la robótica, la inteligencia artificial, el cloud computing, etc., logrado por algunas empresas en esta pandemia, establecerá un nuevo benchmark para el resto, que se sentirán presionadas a no perder competitividad. Y las mejoras en productividad son conducentes a mayor crecimiento económico.

 

Ahora que al menos se pude pensar en una recuperación económica y vuelta a la normalidad, dada la vacunación masiva que ya se experimenta en algunos países, debemos ser resilientes, pensar positivo y soñar con que el retorno a la senda de expansión económica será pronto y se crecerá más y mejor que previo a la pandemia.